Pertenece a la película Bola de fuego de Howard Hawks protagonizada por Barbara Stanwyck y Gary Cooper. La historia seguramente todos la conoceréis: Un grupo de sabios que desde hace muchos años se han aislado del mundo para escribir una enciclopedia que compile todo el saber universal, se dan cuenta de repente de que se han quedado anticuados y tienen que salir al mundo para añadir las últimas novedades a sus obras.
El designado es el profesor de lengua interpretado por Cooper que en su expedición por el nuevo mundo descubre a una perturbadora y sensual mujer que le enseñará al profesor lo que se está perdiendo de la vida. Bárbara que no es otra la actriz obligada, por las circunstancias se ve forzada a alojarse varios días junto a los apolillados eruditos, a los que alborotará las dormidas hormonas convirtiéndolos en auténticos don juanes pero siempre de inmenso corazón y ternura. Todo se complica cuando el lingüista, enamorado hasta el tuétano, decide casarse con su dama sin saber que es la prometida de un gánster perseguido por la policía. Y hasta ahí puedo contar.
En esta escena en concreto, Cary acaba de ver por primera vez a Barbara, ella termina entonces de cantar en la sala de fiestas donde trabaja y parece que uno de los músicos improvisa una actuación tocando la misma canción pero en vez de con la batería usando cerillas. El músico improvisado no es otro que Gene Krupppa uno de los más afamados y reconocidos percusionistas de jazz de la época clásica, tanto éxito llegó a tener que en lugar de ser un músico más de una banda, tenía una banda entera con su nombre.
El director Hawks al que le gustaba mucho el jazz y contaba entre sus amigos con grandes músicos de este estilo como Benny Goodman o Louis Armstrong, a los que podemos ver en el remake que se hizo de esta película pocos años después, grabó esta escena con sonido original, era muy difícil para la época hacerlo de otra manera y más cuando estos músicos rara vez tocaban la misma canción dos veces igual.
Es probable que toda la idea fuese fruto del momento y no una idea de guión largamente meditada. Aún así es memorable la puesta en escena con todos alrededor de una mesa de cristal y el reflejo en ella de la Stanwick que pocas veces ha estado tan hermosa , mientras la cámara alterna entre el primer plano de la caja de cerillas, la mano de Kruppa y la cara de alelado de Cooper deslumbrado por el nuevo mundo que está descubriendo.
El designado es el profesor de lengua interpretado por Cooper que en su expedición por el nuevo mundo descubre a una perturbadora y sensual mujer que le enseñará al profesor lo que se está perdiendo de la vida. Bárbara que no es otra la actriz obligada, por las circunstancias se ve forzada a alojarse varios días junto a los apolillados eruditos, a los que alborotará las dormidas hormonas convirtiéndolos en auténticos don juanes pero siempre de inmenso corazón y ternura. Todo se complica cuando el lingüista, enamorado hasta el tuétano, decide casarse con su dama sin saber que es la prometida de un gánster perseguido por la policía. Y hasta ahí puedo contar.
En esta escena en concreto, Cary acaba de ver por primera vez a Barbara, ella termina entonces de cantar en la sala de fiestas donde trabaja y parece que uno de los músicos improvisa una actuación tocando la misma canción pero en vez de con la batería usando cerillas. El músico improvisado no es otro que Gene Krupppa uno de los más afamados y reconocidos percusionistas de jazz de la época clásica, tanto éxito llegó a tener que en lugar de ser un músico más de una banda, tenía una banda entera con su nombre.
El director Hawks al que le gustaba mucho el jazz y contaba entre sus amigos con grandes músicos de este estilo como Benny Goodman o Louis Armstrong, a los que podemos ver en el remake que se hizo de esta película pocos años después, grabó esta escena con sonido original, era muy difícil para la época hacerlo de otra manera y más cuando estos músicos rara vez tocaban la misma canción dos veces igual.
Es probable que toda la idea fuese fruto del momento y no una idea de guión largamente meditada. Aún así es memorable la puesta en escena con todos alrededor de una mesa de cristal y el reflejo en ella de la Stanwick que pocas veces ha estado tan hermosa , mientras la cámara alterna entre el primer plano de la caja de cerillas, la mano de Kruppa y la cara de alelado de Cooper deslumbrado por el nuevo mundo que está descubriendo.
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