25 feb 2014

CAYETANA REGINA OF ESCOCIA (sin cofia)



rrinnnnnggggggggg
-si?
-Palacio de las dueñas?
-yo soy la dueña
-la dueña de qué?
-de lo mío, no te fastidia
-es que quiero hablar con el palacio de las dueñas
-el palacio no habla
-pero su dueña sí
-sí, que digo que soy la dueña del palacio de las dueñas
-caye
-la misma que va a vestir armiño y corona.
-me lo merezco, me advirtieron
-y, con quién tengo el placer de conversar?
no será usted un plebeyo.
-soy tu marido, Sonso veinte
-que dices? mi marido? tengo un notición
-si, eres la dueña
-si to mío, y ahora más
-más?
-si,voy a ser reina
-reina? de dónde?
-bueno aspirante, a Escocia
-sí? pues yo entonces, rey con suerte, digo consorte
-sí, serías sonso doce el 12
-sonso dos docenas, mola.
-Ya he hablado con vitorio y luquino
para lo del manto de armiño, a ti te he encargado una falda escocesa para la coronación.
-Bieeeeeeeennnn y con gaita escocesa también?

-hablando de gaitas, ven rápido
-para qué mi reina?
-pa  cumplir los requisitos, tenemos que fornicar mucho.
-cayeeeeeeeeeee, no
-si, si
-cayeeeeeeeee, no
-que vengas
-cayeeeeeeeee, no
-que te quito la paga
-que tu puedes, pero yo no llego
-pues si quieres ser rey tienes que poder
-porqué? dios mío, porqué?
-por que me reclaman como reina escocía y tengo que usar mucho el chumino pa escocerme toa, que se me ponga como una breva roja y reventona, como el clavel de la jurado, tengo que ser la reina de las escocías.
-ah si?, pues prepárate que voy a un chechop  a comprar consolations aflictorum y verás lo que te endiño.
-Viva mi sonso!, seremos los reyes mas escocíos.
-Oye, y yo no tengo que ir escocío?
-no se fijo, pero por si acaso trae el doble y nos escocemos juntos.

NÁUSEAS


EL PAYÉS Y EL ESTRATERRESTRE

http://www.youtube.com/watch?v=991OqyCndLk 'Todo lo que puede dar de sí una declaración a la policía sobre un avistamiento, una gran aportación ante posibles invasiones extraterrestres'. Recomendable para estar preparado ante tal evento, tal y como contaron en La Noche Boca Arriba. 1986.

23 feb 2014

Z5


Tengo prisa.
Y me hago la composición mental: tengo que ir a la ITV, al Corte Ingles (mañana es San Valentín, joder, alguna chuchería para mi mujer, está la cosa mal pero cien euros no me van a hacer mas pobre) y ¡ah! tengo que ir a comprar plátanos para los niños.
Entro en la gasolinera. Hay poca gente. Me fijo en un Z5 (coche de mis sueños, vendería mi alma al diablo por un roadster) al que un tipo echa gasofa. Salgo del coche y me dirijo a la caseta del gasolinero.
A mitad de camino me siento como una mariposa clavada en el panel de un entomólogo. Alguien o algo me están marcando con tal intensidad que lo siento en mi nuca. Se que me están mirando pero no me voy a volver.

Dicho y hecho; me vuelvo. Es un instante, una milésima de segundo pero una eternidad en la que veo al tipo de Z5 que me clava su mirada en la mía; se sumerge sin piedad en mis ojos y me revuelve las meninges y el estomago de paso. Si hubiese venido por derecho a decirme “tío me pones, vamos a echar un polvo” no habría sido más explicito.
Estoy delante del gasolinero pero no se como he llegado desde donde me volví hasta el mostrador.
El hombre me pregunta una y otra vez que qué voy a querer pero yo necesito todas mis neuronas para procesar lo que me acaba de ocurrir. Finalmente le digo que me llene el depósito y le doy la tarjeta, él me la rechaza y me dice que primero eche la gasolina. Le digo entonces sin saber que digo que treinta litros de diesel. Me cobra, introduzco el PIN de forma automática y vuelvo al coche.
El fulano del Z5 está descaradamente apoyado contra su coche esperando no se qué (o si se qué pero me niego a saberlo).

Se que me mira y por el rabillo del ojo le veo jugar con un cigarrillo apagado en la boca. El muy cabrón sonríe y aunque me niego, me agrada que sonría y eso me pone más nervioso aún.
Acabo de repostar y veo que el del Z5 se monta y se va. Respiro aliviado. Montándome en el coche, veo que para su deportivo plateado justo en la salida de la gasolinera, al lado del STOP.

Y en ese momento se me pasa por la mente la imagen de mi mujer que se funde con otra imagen que yo creía perdida, pero que de repente aparece. El estomago nada más reeditarla se me pone por montera y no hago más que ensalivar. No doy abasto a tragar tanta saliva. Me veo con Raúl (compañero de facultad) follando como un loco en mi cuarto de la residencia; aquella noche habíamos bebido, jugueteado con el fuego de la ausencia de prejuicios y habíamos acabado en la cama. Nunca lo aclaramos entre nosotros, él tomó su camino, yo el mío y nunca nos volvimos a vernos (se que se casó como yo)
Yo había enterrado, creía yo que en cal viva, aquel sucedido y ahora de repente ese fulano con ese descaro…
 
Mi primera intención fue detener el coche al lado del suyo y liarme a hostias. En lugar de ello sentí como la entrepierna se me atirantaba. Eso era el colmo ya. Arranqué el coche como si tuviese veinte años y salí de la gasolinera quemando goma.
En el retrovisor, como en un televisor diabólico apareció el jodido BMW. Frene, él frenó, aceleré alocado; nada que hacer contra un coche que se pone de 0 a 200 en ocho segundos.
El corazón me latía desbocado, tenía la boca seca y empecé a llorar. ¡¡Joder!! Deseaba magrear a ese tío y eso era imperdonable.
El Z5 me adelantó y dejó que me acercase y entonces me indicó con la intermitencia que giraba a la derecha. Puse mi intermitente y decidí rendirme. Fue como la muerte. Toda la vida se me paso por la vista mientras era incapaz de controlar la erección, brutal y golosa.
El BMW giró a la derecha…, todo estaba perdido y en el último momento, “algo” me impidió mover el volante y seguí mi camino.
Aparqué a la derecha y me derrumbé sobre el volante hipando de llanto. Me faltaba el aire, me iba a morir y en ese momento alguien me golpeó el cristal de la ventanilla. Del sobresalto por poco no me paso al asiento del acompañante. “Era él”
Un muchacho de uniforme me indicaba, que o ponía el ticket de la zona azul o me iba o me multaba. Pulsé el botón de la ventanilla y secándome las lagrimas, le dije que acababa de morírseme alguien. Yo, pensé para mí.

GENARA, "CUARENTA GRADOS A LA SOMBRA DE UN ALCORNOQUE"... FINA ESTAMPA Y UN LUCERO



Genara, Jaca Paca donde las haya, refresca en el río entrepierna y escote, la gastada tela de su enagua deja al descubierto la lozanía de sus carnes apretás.
Hora de la siesta, cuarenta grados a la sombra de un alcornoque, se queda frita.

De repente:
-¡Venancio has vuelto! Que cambiado vienes.
La primera en la frente, to pegajosa del lametón, las mejillas de Genara descolorías en los últimos tiempos, van cogiendo color.

-¡Coño, que me atraganto!...Ay Venancio que me dislocas el pescuezo y gallina retorcía no pica.
Genara no sabe ni por donde le vienen, pero vienen, vienen….y vienen bien, to hay que decirlo.

-Ay Venancio de mis entretelas, pero….¿Qué te han hecho a ti?
Genara se salta los botones de la blusa en un arrebato y saca al mundo dos pechos como dos soperas, menudos pezones se pueden colgar dos zamarras en cada uno.

-Ay Venancio, y yo que pensaba que me iba a tener que tirar toa la vida restregándolos por los azulejos el cuarto baño.
Genara ya no puede más, quiere que su gozo acabe en su pozo, le tiemblan hasta las muelas.

-Venancio…Pero, perooo….¿A dónde vaaas?...yo toa la vida mandándote a llevar la burra al agua a ver si aprendías donde estaba el pilón y ahora mira…¡Que beba la burra, que beba el buey y los peces en el río! Me voyyy…¡Me fui!

Cuando puede, Genara adormecida abre los ojos, no da crédito a lo que ve…

-GUAU…GUAU…

-¡Joputa Venancio!….ni pá perro servías.


@Olvatica

FINA ESTAMPA Y UN LUCERO

Al alimón de este Escrito?
facilísimo
nunca tuvo poetisa
encargo tan de risa
Si ya lo dice todo el escrito
mismamente él solito.
ahí va
Fino
Si
Bucólico Pastoril, aunque no concreta si la Genara es pastora.
Lenguaje de alto nivel literario, insinúa leve y sutílmente, a destacar lo de los pezones y las soperas, con mención especial a lo de Venancio Joputa.
Reminiscencias del famoso "Moza tan fermosa non vi en la frontera".
Tres personajes
-Genara
-Perro
-Venancio (ausente)
De aquí sale la trama, día de mucho calor, una damisela, que responde por Genara, refresca su cuerpo que tiene la lozanía de la juventud y mas tarde reposa en este caso bajo un almendro (podría haberse llamado Eloisa) en flor para paliar la canícula estival.
Siente sensaciones eróticas, y piensa que su pareja, el famoso Venancio, la esta cortejando y acariciando, primero en la sien, después su grácil cuello. 
Su pechitos adolescentes con pezoncillos incipientes, sienten un cosquilleo y se deja llevar por la voluptuosidad.
Siente lo que cree la lengua de su amado deslizándose hacia sus muslos, pero se detiene unos centímetros antes, insiste y Genara alcanza un clímax  tan frenético como nunca experimento.
Abre los ojos, jadeando, temblándose entera y a quien ve?
quien ha sido el artífice de su placer?
Venancio, no, desde luego, al que califica  de modo irrepetible.
No queda muy claro en el relato bucólico amatorio quien es, es alguien que dice guau guau.
Guau? guau? quizá un príncipe de un país extranjero y que habla otro idioma?
Aquí queda a la libre imaginación del avezado lector.
Lo que si queda claro que la hombría y habilidad del ausenté Venancio queda en cierto entredicho.
Sin más.
y como resumen
Cantiga amatoria, enmarcada en plena naturaleza y con personajes que no podríamos calificar de la nobleza palaciega.
Pero, por contra, es una exaltación de los placeres físicos, químicos y cuánticos.
Mención especial a la actuación del misterioso desconocido, su alteza D. guauguau.
 
@mila2952

21 feb 2014

PENSAMIENTOS


Camina con paso firme, alegre.
Su pelo revuelto cubre parte de su mirada.
Esos ojos negros, brillantes, no desafían, son cálidos y dulces.
Su boca sonríe.
Extiende su mano estrecha y larga que aprieta con fuerza.
Y su voz:
­Buenas tardes, me alegra encontrarte de nuevo.
Es bello, como un animal, quizás ya domesticado pero algo en él conserva ese aroma primigenio de hombre libre. Y es un niño.
­También a mi me alegra. ­ Le digo­
No puedo dejar de sentir cierta emoción, mezcla de recuerdo lejano y admiración.
­¿Quieres un café y me enseñas tus trabajos?
­¡Claro!
Y su sonrisa aumenta dejando ver su entusiasmo.
Nos sentamos, abre su carpeta. Se desparrama por la mesa multitud de color, historias con finales  y otras por concluir. Es arte.
Y ahí ves su pasión, irrefrenable, arrasadora, ardiente.
Explica el cómo y el porqué de su trabajo que es el de su esencia.
Te transporta y te arrastra.
Pasados dos cafés, satisfecho, orgulloso deja su tarjeta de visita en mis manos, la guardó
cuidadosamente.
Nos vamos a ver muy pronto.
Casi susurro, con la certeza de que, si por mi fuera, ya no le dejaba marchar.
Recoge pausado su trabajo, me mira, sonríe.
Estaría bien. – contesta ­
Me ofrece su mano, esta vez soy yo quien aprieta, fuerte.
Se va, con su paso alegre, a recorrer todos los caminos.
Es especial, único, como lo que crea imaginando.
Mi pensamiento desea ser él, estar con él.