14 feb 2014

EL DESEO A PINCELADAS


Llegaba tarde a su cita con aquél misterioso hombre.
Semanas antes había respondido a su anuncio en el periódico: “Se busca musa”. No sabía cómo  se había atrevido a marcar aquel número de teléfono. El caso es que lo había hecho. Le dio detalle de cómo era, y a él le pareció todo bien, solo un “pequeño” inconveniente, ella no quiere posar desnuda. Al final llegan a un acuerdo.

Al pasar a toda prisa por delante de aquella tienda le llama la atención el vestido del escaparate, decide entrar y probárselo….Rojo, seda, se adhiere como segunda piel, insinúa, sugiere, incita, provoca…..muestra y oculta, se lo lleva puesto.

Llega al estudio, la puerta está abierta, entra. Un caballete y un gran lienzo en blanco, tras de éste una voz, le pide que se acomode, se quita el abrigo, a pesar de su vestido se siente desnuda, le pide que se suelte su melena, ella accede rápidamente a su petición, el pelo será su cómplice, arropará.

Comienza a escuchar el pincel rozando el lienzo, son trazos largos, suaves como caricias, cabriolas que enredan su melena, esa melena… es agradable, cierra los ojos y decide dejarse llevar por el sonido de los trazos.

Siente como el pincel dibuja su nuca, ella se presta, echa su melena hacía un lado para que pueda perfilar su largo cuello, recorrer su garganta y llegar hasta su entornada boca, recreándose y precisando el color de sus tiernos y rosados labios.

La mente se turba, comienza el abandono, el dejarse llevar, quiere que la siga dibujando y el pincel así lo hace, repasa de nuevo su garganta, recorre y eleva con trazo firme sus brazos, se apodera de sus muñecas y se distrae en la punta de sus largos dedos.

El sonido de estos trazos la está volviendo loca, siente como el pincel, vuelve a recorrer sus brazos, esta vez en sentido contrario, repasa sus costados, su cuerpo se contonea, se acerca a sus pechos, estos responden firmes, alzándose  a medida que son ungidos por el denso óleo. Sus gemidos casi no dejan oír los susurros del pincel….Esos susurros que le están devorando la razón, que la empujan al abandono mas venturoso y delicioso.

El pincel comienza a bajar, profundiza en las pinceladas de su ombligo, su vientre arde, su cadera se levanta, lo busca, sus nalgas frescas y libertinas lo invitan a gritos a que dibuje su más íntimo, profundo y húmedo rincón, no le hace caso, será cuando el decida…hasta que a contraluz, de un trazo lento y certero…

Ella se abandona mordiéndose los labios y dejando caer su cabellera hacia atrás, ya no importa nada sólo el sonido de aquellas pinceladas cada vez más intensas y abismales que se hunden en el lienzo como si quisiera traspasarlo, la mente en blanco, inundada de placer…El cuadro está pintado.
 


Con la respiración entrecortada y el vestido empapado, agotada, abre los ojos. No hay nadie sólo el caballete, la curiosidad le puede, se dirige hacia él, tira de la sábana que lo cubre, es ella….Desnuda.

2 comentarios:

  1. El ambiente, inquietante y ....propicio.
    Gracias Aguelo.

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  2. El ambiente, inquietante y ....propicio.
    Gracias Aguelo.

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