Envuelta en soledad y acurrucada, casi encogida,
ve la televisión y podría decir que, casi, está bien.
Su oído, siempre alerta, detecta a lo lejos el movimiento del ascensor.
Su cuerpo se tensa y reza para que el ascensor no pare...
cuando sus ruegos no son escuchados... deja de respirar.
Él entra, va hacia ella, la besa en la frente... y el miedo y las nauseas aparecen casi a la vez que el olor del alcohol.
Todo está en orden: la casa limpia, la niña acostada, su cena preparada en la cocina... y vuelve a rezar para que no falte nada.
La película sigue, pero ella ya no la ve.
Cuando él, por fin, se acuesta, respira hondo, cierra los ojos y empieza a soñar.
Y se ve con un un vestido corto de flores, perfumada de esperanza, riendo y alborotando junto a su hija. en esa misma casa pero sin sus ropas, sin sus botellas, sin él.
Y entonces en su cara, casi aparece una sonrisa.
ve la televisión y podría decir que, casi, está bien.
Su oído, siempre alerta, detecta a lo lejos el movimiento del ascensor.
Su cuerpo se tensa y reza para que el ascensor no pare...
cuando sus ruegos no son escuchados... deja de respirar.
Él entra, va hacia ella, la besa en la frente... y el miedo y las nauseas aparecen casi a la vez que el olor del alcohol.
Todo está en orden: la casa limpia, la niña acostada, su cena preparada en la cocina... y vuelve a rezar para que no falte nada.
La película sigue, pero ella ya no la ve.
Cuando él, por fin, se acuesta, respira hondo, cierra los ojos y empieza a soñar.
Y se ve con un un vestido corto de flores, perfumada de esperanza, riendo y alborotando junto a su hija. en esa misma casa pero sin sus ropas, sin sus botellas, sin él.
Y entonces en su cara, casi aparece una sonrisa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario