Otra vez dejando que las palabras la lleven donde ellas quieren, no sabe que pretenden, tienen el control absoluto de la situación, se han vuelto tan impertinentes pero hoy no le apetece ir a la guerra.
Algo la empuja a abrir el balcón, bochorno, presiente el vértigo, apenas se atreve a moverse, aunque se encuentra mareada...decidida da un paso hacia adelante, agarra fuerte la barandilla...respira hondo y cierra los ojos. Se eleva, puede contemplarse desde otra dimensión, no sabe exactamente lo que ocurre, no importa…fluye.
La frescura de la tarde la visita y el corazón se suaviza, aguarda a la luz que le trae la noche. Mil caricias entran por la ventana envueltas en olores, arropando el hechizo y dejando desnuda la piel. Besos de amapola bordeando campos en llamas, sonrisas de caramelo que se ciñen a la cintura, confidencias de limón con menta columpiándose en el vacío, cuerdas que golpean justo en la garganta haciéndola vibrar…
Sobrevuela el océano en una búsqueda incesante, vuelo raso, la velocidad del instante lo hace tan intenso que está apunto de hacerla caer una y otra vez, puede paladear la sal en sus labios.
Remonta, casi puede tocar el horizonte donde se supone que todo termina o comienza, garatusas de colores penetran a través de la punta de sus dedos, se encienden y recorren su menudo cuerpo como descarga el rayo en mitad de la tormenta.
De repente en medio de la fugacidad del momento todo se expande y entre la humedad de ese mar azulino y lo liviano de ese caótico cielo…solo hay infinito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario