9 jun 2015

CARTAS QUE NO LLEGAN

Emilia y Francisco, una pareja modelo donde las haya, siempre basa­ron su relación en el respeto. En sus años de noviazgo tuvieron sus más y sus menos, pero nunca dejaron de respetarse y de confiar el uno en el otro. Eran una pareja normal: se divertían y jugaban con sus cuer­pos como cualquier otra pareja, aunque también es verdad que no habla­ban mucho entre ellos. Solían limitar sus conversaciones al saludo ini­cial y a la despedida, dejando un paréntesis intermedio mudo en el que las miradas y las caricias suplían todo tipo de sonidos inteligibles. Cuan­do contrajeron matrimonio, esta pequeña anomalía se acentuó con el tiempo. La falta de comunicación propicio que se convirtieran en dos des­conocidos que convivían juntos. Sus temores, sus deseos, sus sueños; no eran compartidos con la pareja, cada uno rumiaba su propia vida a espaldas del otro. El amor que un día les unió dio paso, gracias a la falta de dialogo, a un rencor irónico y malintencionado. Hasta que deja­ron de hablarse por completo.

Aquel trascendental paso parecía que iba a ser la ruptura total del matrimonio, pero nada más lejano de la verdad, pues gracias a ello, y necesitados aun el uno del otro, descubrieron una nueva forma de comunicación que no implicaba el uso de la oratoria y que les condujo de nuevo al entendimiento: el género epistolar, por el cual pasarían a la historia y del que reproducimos algunas muestras de los originales que aún se conservan hoy día en el Museo de Alquimia y Magia Negra de Sao Paulo dos Santos. Nótese el respeto que existe entre ambos conyu­gues a pesar del momento crítico que atravesaba su relación (llevaban más de 2 años sin hacer el amor):



(Carta n°l, catalogada como n°1)  



Estimada Sra.: Me pongo a sus pies para lo que usted tenga a bien man­dar, excepto planchar y limpiar el aseo, pues lo primero es ajeno a mis conocimientos y lo segundo me da asco. No quisiera con esta actitud incurrir en ningún tipo de afrenta hacia su persona, pero si quisiera dejar paten­te mi total disponibilidad para cualquier otra tarea que su graciosa perso­na tenga a bien otorgar a este, su súbdito más fiel.

Tampoco es mi deseo importunarla, mas siendo consciente del poco tiem­po del que dispone para conmigo, no dejaré pasar esta oportunidad, que tan amablemente usted me brinda, para recodarle ciertos deberes conyu­gales que en su día se suponía como diligente compañera. 


Sin más y a la espera de sus prontas noticias, me despido de usted res­petuosamente.


(Carta n°2, catalogada como n°2) 


Querido espeso,... perdón, esposo.: Me alegre mucho de recibir noticias suyas en el día de ayer, pues habiéndome cruzado con usted en el pasillo días atrás me pareció notarle mala cara, por lo que supuse estaría enfermo o en estado febril. Comprobado que no es así, por lo que doy gracias al cielo, le sugiero coja ahora mismo la aspiradora y me la pase por las habitacio­nes de invitados así como por el baño.


(Carta n°3, catalogada como n°2 bis)  

Muy Sra. mía: Para su conocimiento me complace informarle que una vez realizados todos los trabajos domésticos que en su día tuvo a bien encomendare -incluido planchado y limpieza de aseo-, y puesto que no he recibido noticias suyas con respecto al otro tema en cuestión de mi escrito de 3 del 11,(a ver si quedamos), me torno la libertad de recordarle, sin ánimo de ofenderla, mis deseos de hacerla mía el próximo sábado, día 9 de los comentes. Si no recibo noticias suyas para entonces, entenderé que es conforme con mi soli­citud

Suyo afectísimo: Su marido de usted.

PD. Sin otro ánimo que el de venerarla como persona de gran talla (talla90), me permito sugerirle para la ocasion el combinado de ropa interior (picardías + ligueros) de tono rojo burdeos.


(Carta n°4, no catalogada) 


Estimado arisco, digo Francisco.: Con que poco tacto me suplica usted según que cosas, más teniendo en cuenta su vocación de hombre simple y de instintos elementales, no puedo menos que emocionarme ante la sola idea de verle en pelotas.

Suya (muy pronto) de usted: Emilia P. de Imjo.

PD. Dúchese, haga el favor, pues con el aseo diario corregimos el aumen­to de Ph.

(Carta n°5, catalogada como n°167-Serie B. A partir de esta empiezan a tutearse)

Ibi, 8 de diciembre de ...

Emilia, que guapa estas hoy, jodía. Tu Paco. 

(Carta n°6, catalogada como n'12-Serie B. Sigue el tuteo) 

i Para ya Paco! i Espérate a mañana!. Tu Emilita. 

(Carta n°8, catalogada como n°2-Serie J. Después de la cita) 
Muy Sr. Mío: Solicito de usted me conceda el divorcio irrevocable, tras su penosa, y a todas luces reprochable, actuación de anoche.


Su ya ex mujer: Emilia Pérez de I. PD. i Váyase usted a la mierda! (Carta n°9, catalogada como ultima de todas las series) 


Sra. de Irujo: ¡A la mierda se va usted! 

Su exmarido: Francisco Jovellanos.





Una vez estudiada a fondo esta correspondencia es lícito pensar que, como dice la canción: "A veces llegan cartas...".


No hay comentarios:

Publicar un comentario