Cuando el
aire se demora en su volar,
Cierro los
ojos y sueño que estoy vivo.
Se
estremecen los pétalos al llorar
La vida se
vuelve muerte al despertar,
Tus ojos son
solo espejos de dolor
Los labios
bordes de abismo eterno.
Tus dedos
látigos de memoria olvidada.
Siento el
calor de tu alma en mi pecho
Solo un
recuerdo de lo que añoré,
Lo que desee
con ardor y me negaste,
La caricia
del despido en mi nuca.
Aceptaste mi
sangre enfebrecida,
Mi entrega
de esclavo a tu antojo,
Mi carne,
liquido de ardiente madreperla,
Las manos de
entrega de espíritu fiel,
Vida entera
hasta el último suspiro,
Usaste,
maltrataste, tiraste y olvidaste.
Y aún en tu
crueldad tu recuerdo es miel.
El mundo es
un desierto de arena a mis pies.
Sediento,
voy perdido, alejándome de mí;
Corro
enloquecido huyendo de mi recuerdo,
Busco una
sima infernal donde arrojarme:
Mi alma no
será tan profunda como deseo;
Caer, y caer
hasta dar contigo al otro lado
No hay ya
misericordia para mi pecado
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