22 jun 2015

SOPA DE GRULLA..... O GANSA



Belén, esperaba a Viceverso, su marido, ‘relaxintándose’ torpemente en el columpio que había en el porche de la mansión de sus padres, los Puedez de Librajos. Viceverso venía de cazar urogallos del estanque, con su escopeta al hombro y varios colibríes colgados de su canana.

-Veo que has matado un montón de bichos -dijo ingenuamente Belén.

-Tú sí que eres un bicharraco -contesto con sorna nuestro héroe, cagándose en los progenitores de Belén en voz baja.

-Te he oído --dijo pícaramente-, y no pienso olvidar ese insulto. A no ser que me des un besito en los labios.

Belén bajó del columpio y se puso frente a Viceverso con los labios vuel­tos hacia fuera y los ojos cerrados.

Viceverso dio un paso hacia atrás, se llevó la escopeta al hombro, apun­tó minuciosamente y disparo. Los plomos pasaron por encima de la cabeza de Belén deshaciéndole la permanente.

-Pero que haces pedazo de...

Belén no tuvo tiempo de decir alcornoque (o cabrón), pues Viceverso disparó de nuevo, y esta vez fue la cabeza entera de Belén la que se deshizo.

El perro de Viceverso, un foxterrier venido a menos, pero con pedigrí, se lanzó a por la pieza abatida agarrándola del cuello y llevándosela a Viceverso, él  agarro a Belén y la colgó de la canana junto a los colibríes, como si fuera un pajarraco mas. Dejo las piezas a cargo de los cocineros, y se sirvió un licor de alcachofa como aperitivo.

El chef tuvo que emplearse a fondo para darle a Belén un aspecto apetecible.

"Urogallos a la librojana con fondue de grulla real", un plato que fue aclamado por los Condes de Librajos, que alabaron el buen gusto de Viceverso abatiendo piezas tiernas, a la vez que se lamentaban amarga­mente por la pérdida de su única hija, aunque grulla.



A volar...

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