7 abr 2014

PASIÓN A LA ORILLA DEL RÍO INTERRUMPIDA

Por fin llegó el fin de semana; mi ilusión no tenía límites, la naturaleza es perfecta para perpetuar el misterio del amor, caminamos por la montaña hasta descender al río, otras veces había hecho este mismo recorrido con amigas, y nunca me había resultado tan hermoso y mágico como esta vez, hablábamos de todo un poco y nos besábamos con ternura.

Cuando llegamos a la orilla del río, nos desnudamos y nos metimos al agua, nunca había hecho algo así, era una experiencia excepcional, no había gente por allí, todo estaba solitario, lo cual nos permitía una intimidad total en aquel entorno natural, disfrutamos del agua durante mucho rato, luego salimos para comer el bocadillo; el paisaje era perfecto: los pájaros trinaban, las ramas de los árboles danzaban con el viento, el sol calentaba tímidamente nuestros cuerpos… Nos tumbamos sobre las toallas y nos besamos con pasión, las caricias y los abrazos despertaron el deseo sexual, la excitación no se hizo esperar, sus manos recorrían mi cuerpo desnudo y las mías el suyo, me gustaba contemplar la erección de su pene, descubrí que me excitaba de una manera extrema verlo así tan erecto, yo nunca imaginé que el sexo fuera una experiencia tan hermosa e intensa, siempre me había negado a vivirlo y ahora, con 26 años, lo empezaba a descubrir y estaba maravillada. Él estaba tumbado y yo sentí un impulso irrefrenable de ponerme encima de su cuerpo, primero acaricié su pene y empecé a besarlo con mis labios, era la primera vez que hacía tal cosa, pero sentí deseos de hacerlo, mi lengua jugueteaba con su glande mientras él gemía de placer; en la medida en que vi que le excitaba introducía más su pene en mi boca saboreándolo con ternura, él me pedía que siguiera, que no parara, yo cerré mis ojos y me dejé llevar por aquella sensación tan nueva para mí; luego suavemente me puse sobre su cuerpo, abrí mis piernas e introduje su pene erecto en mi vagina humedecida, empecé a cabalgar sobre él como una amazona apasionada, quería moverme locamente más y más, de repente escuché un ruido, miré y era un chico que estaba cogiendo una de nuestras mochilas, nos separamos abruptamente y David corrió tras el chico, pero no logró alcanzarlo; total, que nos quedamos sin bocadillos y con el sexo interrumpido en su mejor momento.Este ha sido el comienzo del que sería mi primer amor, nos veíamos casi todos los días, yo dejé casi todo de lado para entregarme a esta maravillosa experiencia de amar, el sexo se convirtió para mí en algo hermoso, en un instrumento de placer, pero sobre todo de entrega amorosa, ya no lo veía como antes, con repulsión y asco, todo había cambiado en mi vida.

A los dos años de estar casada y siendo madre de dos hijos, tuve una nueva experiencia sexual que marcó un antes y un después en mi vida. Salimos a cenar para celebrar nuestro aniversario; nuestro matrimonio no iba muy bien y estábamos intentando que  funcionara. Al llegar a casa, estábamos solos y celebramos con champán nuestro  aniversario, luego nos dispusimos a hacer el amor; como siempre, la pasión y el  deseo nos enloquecía. Aquella noche, y por segunda vez, me puse encima de él para cabalgarlo, como la vez aquella en la orilla del río, el champán había hecho un efecto afrodisíaco en mí tremendo, estaba desinhibida por completo, siempre lo hacíamos en la posición del misionero, pero yo quería algo diferente; cuando su pene estaba muy erecto y mi vagina muy jugosa, me puse encima de su pelvis, introduje su pene con suavidad y empecé a danzar sobre él, la sensación era sublime, cada vez sentía la necesidad de moverme más rápido, por primera vez noté como mi clítoris, que era muy sensible, se rozaba placenteramente con la pelvis de mi pareja mientras su pene penetraba mi vagina, sentía una especie de descargas eléctricas de placer en mi vientre y en todo mi cuerpo, me sentía flotando en el espacio, notaba como una fuente de fluidos sexuales se derramaba sobre mi esposo, las descargas llegaban unas seguidas de otras, gritaba de pasión y deseo sin poderme contener, ¿qué era eso que estaba sintiendo? 
No lo entendía, pero algo muy extraño estaba sucediendo en mi cuerpo, el éxtasis me hizo perder casi el sentido, me quedé desvanecida sobre su cuerpo. David estaba asombrado y asustado de lo que había sucedido; ese día descubrí que mi cuerpo era multiorgásmico, hasta ese momento no había descubierto un orgasmo a través de mi clítoris, era una zona de mi cuerpo que había estado sin explorar ya que el roce me hacía daño.
Combinar la excitación de la penetración vaginal con la del clítoris dio lugar a una explosión de orgasmos encadenados. A partir de ese día, el sexo se convirtió en el protagonista de nuestra relación, mi cuerpo era una fuente de placer inagotable, era casi una adicción, hacíamos el amor hasta tres veces al día. Todos nuestros problemas y diferencias los “solucionábamos” con sexo. David me hacía jurarle casi siempre que toda la vida sería solo suya y que nunca estaría con otro hombre que no fuese él.

1 comentario:

  1. Sensual relato estimulando los placeres del sexo y de la vida, bien en soledad y mejor en compañia.

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