Una mañana soleada, producto de una cena en la que solo había garbanzos, vino al mundo un pedo. Su carcelero decidió dejarlo libre así, sin mas, como “suena”, de manera contundente, sin titubeos, con algarabía y acompañado de lo que parecía un redoble de tambor. Así fue como apareció este pedo llamado Robustiano, viniendo al mundo de esta manera no podía tener otro nombre. Con tanto jolgorio, salio un poco contrariado y confundido, no sabía que hacía allí, pobre Robustiano, pa verlo, menuda cara de tonto tenía, inmóvil, mudo, solo, sin saber que hacer con los ojos como platos. Que frío hacía fuera….-¡Recoño!
Aun embebecido por la situación, alcanzó a darse cuenta que aquel que tanto calorcito le había proporcionado la noche anterior, abandonaba la estancia sin reparar en el, sin ni tan siquiera mirarlo a la cara y haciendo unos movimientos extraños con la nariz (raroraroraroraro), Rosbustiano perplejo se preguntaba: -¿Dónde va?, -¿Por qué me abandona?, -¿Acaso soy invisible?...-¡Vuelveeee, estoy aquiiii! Ni caso y allí quedo como “pedo sin amo”.
Pasado un rato en aquella amalgama de desamparo y desconcierto comenzó a oír pasos y una mujer apareció por la puerta, debía tener mucha prisa, todo lo hacía rápido y de manera compulsiva, el la observaba curioso, con cara de pedo (Haberlas… haylas) y en estas estaba cuando ve como la señorita coge un peine, levanta el brazo y al llevárselo a la cabeza…( Piiiiiiiiiii.)..Robustiano dio un respingo al oírlo y quedó quieto como esperando el…. “Continuará…” o aquello de….. “No se vayan todavía, aún hay más”, aguardando algo, aunque, sin saber muy bien que y cual fue su sorpresa, apareció otro pedo o mejor dicho “peda” (igualdad también para los entes etéreos).
Era una preciosidad, sus mejillas se sonrojaron al encontrarse con la mirada de Robustiano clavada en ella, aunque muy candorosa y tímida, pronto entablaron conversación. Ella le contó que era consecuencia de un atracón de coles la noche anterior y que su nombre era Fina (También me consta que hay “Pedas fisnas “) y cuando mas agustito y entretenidos estaban con su charla, la carcelera de Fina, en un revoleo de toquilla (Zaaassss).... Se los lleva a los dos enredados y quedan atrapados, juntitos, muy juntitos ¡Uuuummm! Había tensión, muuucha tensión (¿Cómo se lo montarán dos pedos?). Escuchan:
-Hasta la noche cariño y no dejes que ese te reviente a trabajar.
-No te preocupes, resguárdate del sol, refréscate y no te quites la gorra.
La carcelera de Fina se los lleva puestos, por los agujeros de la toquilla podían ver como recorrían calles y calles, hasta llegar a una casa mucho más grande que la anterior.
-¡Buenos días señorito! Ya estoy aquí.
-Si, ya te veo, cada día mas tarde…-¡Vamos! Y ya sabes, lo primero que sea mi dormitorio, mamá está todavía acostada, hoy se siente indispuesta.
-Lo que usted mande, señorito.
Salió apresuradamente y entró en una estancia donde lo mas destacado era una destartalada cama y colgando de la pared por encima del cabecero un gran crucifijo.Y…(Zaaaassss)…La carcelera se desprende de la toquilla con otro revoleo mucho más grande que el anterior y Fina y Robustiano salen disparados.
¡Menudo zafarrancho! Balcón abierto de para en par, sabanas para arriba y para abajo, sacudidas de trapo a diestro y siniestro ¡Un no parar! y entre tanto ellos dos con cara de velocidad y dejándose llevar de un lado para otro, por aquellas corrientes (No podían hacer otra cosa solo eran dos pedos en apuros). Así, hasta que la carcelera paró, miró a su alrededor, cerró el balcón, se colocó la toquilla, cogió el orinal con cara de asco, y salió de la misma forma que entró, es decir…apresuradamente.
Robustiano y Fina se dan cuenta que con tanto trajín habían quedado suspendidos justo encima de la almohada de aquella horrible cama, allí estaban los dos, inmóviles, ingrávidos (Que desconsiderado, ni Newton pensó en los pedos, ahí tenía para dos teorías). Pasaron las horas entre arrumacos y carantoñas (“love’s in the air"), cuando de repente escuchan el chirrido de una puerta que se abre, es el hombre que un rato antes había hablado mal a la carcelera de Fina, se miran entre ellos y lo observan atentamente. Se quita primero los zapatos, después la ropa, se mete en la cama, y en cuestión de segundos …!insoportableee!....ronquido va, ronquido viene, Fina y Robustiano al vaivén de los bufidos hasta que en uno de ellos en el que parecía que el mismo cielo se estaba rajando, al aspirar el aire como si le fuese la vida en ello, se traga a la pareja....-¡Otra vez en la cárcel!
Llegó la mañana y notaron como su carcelero se ponía en movimiento, pegaron el oído por si podían pillar algo...
-Mama,marcho ya para la capital.
-Hijo, que no se te olvide el sobre y dale recuerdos a monseñor, dile que pronto le haré una visita.
Robustiano y Fina se miran y los dos al unísono:
-¿La capitaaal? ¿Y dónde queda eso?
CONTINUARÁ....
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